No, no me refiero a esos que traemos para los amigos y familia, aunque es probable que tengan el mismo final.
Me refiero a ese momento en el que han pasado meses desde que te fuiste de vacaciones y encuentras olvidado en el fondo de un cajón, esos recuerdos de los que eres incapaz de deshacerte; probablemente nunca has usado y nunca usarás, pero que cada vez que los encuentras por casualidad te sacan una sonrisa.
Aquí un ejemplo de cinco cosas no útiles que guardamos de nuestros viajes a Japón:
1. Japan Rail Pass
Es un abono de transporte para extranjeros que se puede utilizar de manera ilimitada para viajes en las líneas de tren de Japana Railways durante el periodo de validez de 1, 2 ó 3 semanas.
Tienes que ir a una oficina de una estación donde rellenarán los datos de tu nombra, país, nº de pasaporte, precio y las fechas de comienzo y final de uso del abono de transporte. Como curiosidad, en la fecha se utiliza el año japonés. Actualmente estamos en el año 29º de la era Heisei, la era del emperador Akihito.
La tarjeta que te entregan tiene un diseño tan bonito, que resulta imposible no guardarlo como recuerdo. Y si encima la fecha en la que puedes comenzar a usarlo es tu cumpleaños, se convierte en un objeto que te acompañará hasta la muerte (sí, suena como un pre-síntoma del síndrome de Diogénes).
2. Las grullas de origami
Entras en la habitación del hotel y te encuentras con el detalle de bienvenida de dos grullas de origami y dos yukatas. ¿Cómo no te vas a guardar esas dos figuritas dobladas con delicadeza y perfección en un bonito papel? Casi seguro acabarán chafadas en la maleta, pero siguen siendo preciosas. Y después te enfundas en la yukata (es como un kimono de verano, mucho más ligero) y sales a pasear por el hote henchido de orgullo porque te sientes un japonés....y bueno, a veces corres el peligro de meterte demasiado en el papel y batirte en duelo con tu compañero.
3. Amuletos de la suerte de los templos
Puede ser un ema (placa votiva en la que escribes un deseo u oración) o un omikuji (horóscopo japonés). Se venden en los templos budistas y sintoístas japoneses. Los fieles los compran y cuelgan la placa en el lugar destinado a ese fin. Si se trata de tu horóscopo, puedes atarlo en un árbol o mostrador del templo que está repleto de papelitos. Pero es mucho más gratificante llevártelo como recuerdo y aunque suele estar solo en japonés y no entiendes lo que pone, es tu recuerdo, tu tesoro.
4. Propaganda
En lugar de darte un panfleto publicitario en la calle, la publicidad se suele repartir insertada en un paquete de pañuelos de papel. Así es más fácil que piques y la cojas. Son más finos que los de aquí, pero cuando estás viajando siempre son útiles unos pañuelos en el bolso o mochila. Al final, siempre queda alguno olvidado de recuerdo.
Si estás de suerte, en lugar de pañuelos pueden darte mascarillas. En Japón es muy habitual utilizarlas cuando estás resfriado o con alergia y así cuando vayas a usarlas, verás la publicidad de la empresa que se anuncia. Yo todavía no he encontrado el momento de utilizar las mías.
5. Funda para el ticket de metro
Puede parecer una tontería pero cada vez que llegamos a una estación de Japón no podemos evitar la tentación de coger una funda de estas. Son tan cuquis. La primera vez que lo vi pensé que era para guardar las fotos de carné, pero ¿qué sentido tenía allí en la estación? En realidad se utiliza para guardar el billete de metro.

Y ahora confiesa, ¿cuántos recuerdos no útiles guardas tú?
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