En la cadena Dmax llevan un tiempo emitiendo el programa Control de Aduanas, en el que cuentan historias reales que se viven día a día en aeropuertos y cruces de frontera de Estados Unidos, Canadá, España y recientemente, Nueva Zelanda.
Me gusta verlo porque me resulta interesante por el tema de las importaciones y por las situaciones, a veces surrealistas, que se dan. Podrías llegar a pensar que son exageradas o incluso que no son reales, pero nos tocó vivir algunas de ellas, y si sirven para prevenir que le ocurra a alguien más, mejor que mejor.

Este es el ránking de nuestras situaciones absurdas en los cruces de frontera:
5. Control de aduanas Malasia
Volaba desde Kuala Lumpur a Japón, con Air Asia.
Este aeropuerto es enorme, ya que desde allí operan los vuelos de la compañía Air Asia. Recientemente más conocido porque fue donde asesinaron al hermanastro de Kim Jong-un en febrero.

Iba absorta mirando a las personas con las que me cruzaba, las tiendas y cuando llegué al control de inmigración no podía creer cuantísima gente había allí. Me empecé a poner nerviosa por si no llegaba a tiempo. Observé que las personas alrededor llevaban poco equipaje, y yo seguía con mis dos mochilas, una a la espalda y otra por delante. Había pasado todos los controles de manera rutinaria. Pasé inmigración y en el último control, al pasar mi equipaje por el escáner me preguntó el agente qué era un bote que me señalaba.
Le dije que era pasta tailandesa Tom Yum para mi amiga japonesa porque en su ciudad no la encontraba. Me permití hasta darle los detalles, fruto de la ignorancia de la situación. Me dejó pasar, y entonces me di cuenta que ya estaba en la zona de embarque sin haber facturado mi equipaje. Llevaba en la mochila varios productos líquidos como gel y champú y nadie lo había notado.
Me dirigí preocupada a una agente de policía y con ella, a hablar con los tripulantes de Air Asia y me dijeron que no pasaba nada. Pienso que al viajar sola y ver mi cara de preocupación se apiadaron de mí.
Consejo: muy atentos en los aeropuertos muy transitados. En mi billete de avión se aconsejaba estar 3 horas antes en el aeropuerto, y teniendo en cuenta las distancias y la masificación en inmigración, realmente son necesarias esas 3 horas.
4. Control de aduanas Australia
Aeropuerto de Sidney.
A la vuelta de Nueva Zelanda, hacíamos escala en Sidney para volar después a China. Fue el peor vuelo que hemos tenido en toda nuestra vida. Coincidió con la mayor tormenta en 30 años en Australia y durante el vuelo, cayó un rayo en el ala de un avión y se vio una bola de fuego. Así que llegamos al aeropuerto con la cabeza en otros pensamientos y dando gracias por seguir vivos.

Entonces me di cuenta que teníamos unas manzanas y como no me gusta tirar la comida, le pregunté a la agente de aduanas si podía comerme una allí. Era peruana y estuvimos charlando con ella y su compañero sobre la experiencia del avión. Nos dijo que el aeropuerto había estado cerrado y que tuvimos mucha suerte. Terminé mi manzana y todo correcto. Bienvenidos a Australia.
Consejo: No llevar alimentos frescos. El personal suele ser muy amable. Incluso en inmigración una policía que nos preguntó a dónde íbamos, broméo con nosotros cuando le dijimos que solo hacíamos escala y nos dijo que si no nos gustaba su país.
3. Control de aduanas Chile
Llegábamos por tierra procedentes de Bolivia. Desde el paso fronterizo Hito Cajón en Bolivia, a 4480 m de altitud, al Complejo fronterizo de San Pedro de Atacama en Chile.
Al igual que Nueva Zelanda, Chile tiene un férreo control en cuanto a la comida y productos derivados de animales que se introduce en su país, para preservar su fauna y flora y no alterarla con especies foráneas.
En el paso fronterizo de San Pedro de Atacama se realiza un control migratorio, aduanero y fitosanitario.
Nos pusieron a todos en fila, y una agente sanitario nos iba revisando a cada uno. Confiscaron semillas de chía, colgantes de alguna semilla boliviana, etc. En nuestro caso, llevábamos fruta y esta vez sí que tuve que tirarla, antes de entrar en la oficina de control. Todo correcto, bienvenidos a Chile.

Consejo: nada de recuerdos de colgantes de semillas, o amuletos de origen animal y mucho menos comida fresca. Si te ocurre como a nosotros y llegas al control con la comida porque no nos dio tiempo a comerla durante el trayecto, deshazte de ella antes de entrar en la oficina de control. Tienen una basura fuera.
Como curiosidad, la siguiente frontera que cruzamos fue el Paso de Jama entre Chile y Argentina que está a 4200m y dispone de enfermería para atender a las personas que se desmayan por falta de oxígeno.
2. Control de aduanas Nueva Zelanda
Aeropuerto de Christchurch (Nueva Zelanda).
Llegada a la isla sur de Nueva Zelanda procedentes de Filipinas.
Íbamos advertidos de lo estrictos que son en este país en aduanas, ¿o debería llamarlo ahora continente de Zelandia? , en cuanto al control biosanitario para evitar que se altere su ecosistema.
Desde la llegada, puedes ver carteles publicitarios que te advierten de las multas por no cumplir las normas, y traer comida fresca. Una manzana en la mochila te puede salir por 400 dólares neozelandeses, más caro que el bocado de Adán.

Este es el vídeo informativo del Ministerio de Industria Primaria que advierte de los requisitos para entrar al país:
Para entrar en el país, tienes que rellenar un documento este documento Este es el documento que tienes que rellenar, en nuestro caso en inglés, pero lo encontré también en español. Por si no habías leído los carteles que están por todo el aeropuerto, te vuelven a recordar la multa instantánea e 400 $ neozelandeses que puedes recibir.
Llevábamos en la mochila avena instantánea de chocolate (ahora he descubierto que también es un objeto sospechoso por si ocultas drogas en tu cuerpo), arroz de Filipinas y unas conchas de recuerdo de las playas de Palawan.
Declaramos que llevábamos comida. Dudé con las conchas y al final no las declaré (suerte tuvimos porque deberíamos haberlo hecho). Al pasar las mochilas por el escáner detectaron la comida e inmediatamente una agente tomó nuestros formularios y nos preguntó si habíamos marcado que llevábamos comida. Les dijimos que sí, entonces ya se relajaron un poco. Tomaron con precaución nuestra bolsa de plástico con el arroz, como si fuera cianuro y se fueron a analizarlo por si contenía algún elemento extraño.
Todo correcto, bienvenidos a Nueva Zelanda.
Consejo: mejor no llevar comida ni productos derivados de plantas o animales y, en todo caso, siempre declararlo y explicar su origen. Son bastante comprensivos si dices la verdad.
1. Control de adunas Estados Unidos
Aeropuerto de Los Ángeles.
Llegamos a Los Ángeles procedentes de Tokio. Solo hacíamos escala para volar a Miami y de allí a Cartagena de Indias (Colombia).
Con diferencia, el peor trato recibido por el personal, malhumorado y paranoico, excesivos en los controles, muy maleducados y muchas veces, absurdos.
Todavía en el túnel del avión, nos estaba esperando una trabajadora de Singapore Airlines para acompañarnos a inmigración, donde nos esperó pacientemente hasta que el policía terminó la entrevista-interrogatorio. Una retahíla de preguntas interminables, en qué trabajas, compañía, tienes casa, como os financiáis, cuánto ganas, etc etc. Y después de responder a todas, por si no hubiese quedado claro, la última pregunta “¿vienes a Estados Unidos a trabajar ilegalmente?” ¡Solo hacíamos escala!
Todo correcto, dejamos de ser considerados alien para los americanos. Bienvenidos a Estados Unidos y adiós.

Consejo: colaborar y pasar lo antes posible el trámite. Responder lo que se espera que respondas, incluso aunque no sea verdad. No llevar ningún dato en el móvil o portátil que evidencie que vas a trabajar allí (si es que vas a hacerlo. Nosotros nos cruzamos a bastantes viajeros que viajaban a Estados Unidos para ganar un dinero allí y seguir viajando).
Hace poco vi en el programa Control de Aduanas una pareja joven de alemanes que no les dejaron entrar en Estados Unidos desde Canadá porque revisaron su portátil y tenían una oferta para trabajar como voluntarios en Workaway.
Gracias a su política paranoica en cuanto a visados, que roza lo irracional, tuvimos que pasar tres días en el aeropuerto de Narita de Japón, pero ese es tema para otro día, los visados.
Mientras tanto ¡a disfrutar viajando!
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