Costumbres en torno a la comida japonesa

 

El año pasado estuve conviviendo con Mitsy san, una señora japonesa, profesora de inglés jubilada, con la que aprendí algunas costumbres diarias de la vida japonesa; muchas me gustaron y alguna otra no tanto, pero todas ellas sirven para aprender o apreciar las diferencias culturales. Ella vivía en la costa oeste de Japón, en la ciudad de Niigata, aunque me confesaba que no le gustaba mucho el carácter de las personas de allí; que prefería Nara o Nagano, donde tenía otra casa. Así que me alegré cuando me dijo que se había mudado a Nara unos meses después de que me marchara. Me la imagino feliz allí.

 

 

Mitsy san en la entrada del santuario de Hakusan, en Niigata (Japón).
Mitsy san en la entrada del santuario de Hakusan, en Niigata (Japón).

 Mitsy san tiene mucho mundo. Había viajado por Europa y Asia, y es una apasionada de la cultura inglesa. Le gusta probar platos nuevos y daba gusto cocinar para ella porque disfrutaba con todo. Así que le preparé unas cuantas tortillas de patata, salmorejo, gazpacho, crema de calabaza y, para mi sorpresa, sopas de ajo en el mes de julio. No sé cuántas se llegó a tomar porque le gustaban muchísimo. Yo no la había cocinado nunca, pero así aprendí.

 

Un día que hice una tortilla de patata, Mitsy san me preguntó si podía darle un trozo a su vecina para que la probara. Le contesté que por supuesto.  Así que pusimos dos porciones en un plato y se las dimos. Al momento de entregárselas, Mitsy san comentó que no debería habérselas puesto en un plato.

 

 

Al día siguiente, su vecina le devolvió el plato limpio con unos dulces. Y comprendí que Mitsy san no había querido ponerlas en un plato para que su vecina no se viera en el compromiso de devolvérselo con algo. Sin embargo, me pareció un detalle bonito a modo de agradecimiento.

 

 

A por las ofertas del super

Otra situación que me parecía muy graciosa, era cuando íbamos a comprar sushi a última hora de la tarde. A partir de las 19.30h, todos los productos con pescado fresco los rebajaban con un 10%, 20%,30% y hasta 50%. Llegábamos un poco antes y había gente merodeando por allí, esperando a que los dependientes pusiesen la etiqueta del descuento. En cuanto eso ocurría, todos nos apresurábamos a coger la mejor oferta. Qué rico el atún, el salmón, y más rico aún si cuesta más barato. Y cuántas veces hemos comentado que podrían hacer lo mismo en España más a menudo. Me consta que en algunos supermercados sí que rebajan alguna comida preparada, pero no es lo habitual. Sin embargo nosotros en Japón, muchas veces hemos aprovechado estas ofertas para cenar sano y más barato, ya que es práctica habitual en supermercados y puestos de comida preparada.

 

Cada comida en su cuenco. Vajillería japonesa

Otra costumbre que me traía de cabeza era qué cuenco o plato había que utilizar para cada alimento.  Seguramente el problema fuera solo mío por no, pero no lograba memorizar qué plato utilizar en cada ocasión, y Mitsy se reía al verme frente a la vitrina llena de vajilla, dudando entre cuál elegir.

 

Está el cuenco para la sopa de miso, el cuenco para el arroz, el donburi o cuenco para el arroz acompañado de pescado, carne o vegetales, el de la soja, el del hiyashi ramen (ramen frío), el del sashimi, el de la tempura! Para mí todos resultaban adecuados.

 

Y sin duda, lo que más me gustaba era el ritual de poner nuestra bandeja en la mesa e ir colocando todos los platitos nuestras opíparas cenas acompañadas de té de jazmín o té matcha frío.

Qué buenos momentos compartí con Mitsy san y cuánto se aprende en el día a día conviviendo con persona de culturas diferentes.

 

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